Por: Emilia Farías de Paredes Un 13 de febrero en aquella sala del CDI, me dijiste "ya no queda mucho tiempo " y comenzaste a planificar una auténtica despedida para tus hijos, celebrando el cumpleaños de cada uno, empezando por Raiza en su cumpleaños #60 el 20 de febrero de ese mismo año 2011, con el entusiasmo y afecto que sentías hacia ellos. Te despediste de tus colegas y compañeros de armas en ese último encuentro navideño del 2013 en la memoria de ellos quedó el recuerdo de aquel beso que me diste y que nunca antes lo había hecho en público. Hoy 31 de diciembre hace siete años, fue un día de nostalgia para los dos, cada minuto que transcurría era decisivo sobre nuestras vidas; el cierre de un año y el último que nos quedaba para despedirnos, nunca imaginé escuchar estas palabras "Este es el último año que paso a tu lado, el momento de irme ya está cerca y no podré acompañarte más ...) las lágrimas brotaron como ríos al dar las doce y nos abrazamos como si fuera la última vez, sólo había un silencio y una mirada profunda que no he podido borrar de mi memoria. Esa última noche marcó un antes y un después de nuestra historia. Parece que fue ayer cuando nos conocimos como olvidar esa mirada profunda que me magnetizó cuando nos dimo la mano, sentí una energía poderosa como si nuestras almas se conocían de antes. No fue fácil enfrentar las barreras que nos separaban y se interponía la duda de que habíamos equivocado pasos en la vida intentando poner distancia a nuestros sentimientos; los intentos fueron fallidos, renegaba de ti mismo porque lo que sentía era más fuerte que tu voluntad. Nos tocó vivir intensas emociones, pero nunca perdimos esa pizca de pimienta que revivia aquel sentimiento. Aprendí de tus virtudes, conocí a fondo tus defectos, me embriagué de esa tristeza que siempre te acompañó y que yo descubría desnudando tus pensamientos más recóndito de tu ser. Contigo aprendí que nací el día que te conocí pero esa parte de mí se apagó contigo aquella noche que emprendiste tu vuelo sin retorno; no me enseñaste una estrategia para vivir sin ti, y aunque he intentado las mil maneras para olvidarte, tu imagen está allí , sigues viviendo en mis sentimientos, la vida misma es testigo que te amo más allá de los pensamientos.
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Por: María José Morales.
La verdad es que sé muy bien lo que cambiaría en este mundo. Ahora que me lo preguntás. Lo he pensado muchas veces, al volver de la escuela. Es entonces cuando peor me siento, pero también cuando tengo las mejores ideas. Mi mamá dice siempre que soy muuuy inteligente, y yo le creo. Bueno, porque ¡es mi mamá!. Y también porque me he dado cuenta de que sí, tengo muy buenas ideas, sobre todo cuando vuelvo caminando de la escuela, ya te dije. Lo que pasa es que durante el rato que me toma llegar a mi casa, veo pasar por dentro de mi cabeza una película del día que tuve. Cuando estoy en mi clase, con los chicos, con mi seño, con todo lo que me pasa durante la mañana. Y es como una de esas pelis de terror. Yo no me asusto fácil, pero tampoco me gusta ser el protagonista. Me siento como Keanu Reeves en Constantine. Él es un soldado del bien revaliente, que lucha y todo con los demonios. Pero la verdad no lo pasa bien haciendo eso. Igual me siento yo. Yo soy valiente. Entro como si nada al patio, paso al lado de muchos chicos que saben quien soy, pero no me saludan. Nunca. Ellos no me importan tanto como los otros que aparecen a veces a la hora de entrada o en los recreos. Esos son los que me empujan, me pisan o patean la mochila, me escupen la espalda o me tiran pelotitas de papel con saliva. Y son como los demonios de la peli que te dije. Constantine camina en el infierno, entre los demonios que ¡seguro se lo quieren comer!. Pero sigue adelante. Así hago yo, sigo caminando hasta el aula, hasta mi banco donde me siento solito. Adelante de todo, eso sí. Creo que es porque la seño quiere tenerme cerca. No me gusta ese lugar. Me parece que ella piensa que me cuida de que me molesten. Pero, la verdad, yo creo que lo hace para no tener que ocuparse de mí cuando me molestan los chicos, si me siento más atrás. Mi mamá ha ido muchas veces a hablar con la seño, con todas las seños, de tooodos los años. También habló con la directora. Les cuenta lo que pasa en el aula, en el patio, en la puerta de la escuela. Y ellas siempre prometen ayudarme, estar atentas. Pero en el fondo yo sé que les molesta eso, no les gusta que me hagan burla o que no me inviten a los cumples de los chicos. Lo que pasa es que no sé si saben como solucionarlo. En realidad, a veces siento que no les importa, que les gustaría que me fuera a otra escuela… No sé… Mi mamá me ha dicho que cuando yo quiera, chau. Me cambia de escuela. Pero ¿no te dije soy valiente? Yo no me voy a ningún lado. Nada ni nadie va lograr que me rinda. Hasta ahora vengo bien, me parece. Nomás lloro a veces en el baño de la escuela, y a la noche en mi cama. Los domingos después de cenar, me duele mucho la panza. Pero, yo me aguanto. Mejor, pienso cómo cambiar las cosas. Sé que voy a necesitar magia y ayuda sobrenatural. Como Constantine. A él termina yéndole bien, engaña al diablo y todo. Por eso, estos últimos días he estado pensando en nuevas formas de hacer que me quieran como amigo, que me inviten a jugar, que la seño me haga pasar a borrar el pizarrón. He visto muchas veces en la tele cómo se logra ayuda de seres de otros mundos. Qué sé yo, ¡hay tantos! Mirá, yo he visto duendes, enanos, elfos, monstruos buenos y malos. Es cuestión de poder comunicarme con alguno de ellos y contarles lo que necesito. ¡También hay dragones y brujas, me estaba olvidando! Alguien me tiene que ayudar, ¿no te parece?¿vos qué pensás? Si les pido por favor, ¿lograrían que las seños me quieran, que me cuiden? ¿Y que los chicos también? Por las dudas, esta noche hago una lista y la dejo a los pies de la cama, cerca de la puerta del armario. ¿Viste que también hay monstruos ahí? Bueno, por eso. Lista de deseos para cambiar el mundo, así le voy a poner de título. 1- que me saluden los chicos; 2- que me bese la seño; 3- arriar o izar la bandera algún día; 4- hacer los trabajos de grupo en grupo, y no yo solo; 5- ir a algún cumple, no a todos para que mi mamá no gaste tanta plata en los regalos; 6- que no se burlen más de mí; 7- que alguien camine conmigo a la salida de la escuela. ¿Vos qué decís? ¿Conseguiré amigos si lo deseo mucho, muchísimo? A lo mejor si se dan cuenta de que me siento solo, que me siento triste, que no pasa nada malo conmigo, que soy como ellos… Yo también quiero jugar... Las cosas pueden cambiar si ellos me miran más de cerca. Soy valiente y creo que puede pasar que esta noche, el monstruo de mi armario lea mi lista y me ayuden entre todos sus amigos. ¡Qué suerte, él que tiene amigos! Dedicado a todos los pequeños valientes del mundo. Todo puede cambiar. por: Emilia Farías Incontables personas experimentan sueños premonitorios donde se muestran escenas del futuro, cosas que sería imposible de predecir por casualidad y que no vivieron durante el día, ni comparte vínculo con sus vidas presentes. Pablo Marcano, es un profesor en ciencias, quien nos viene a revelar una predicción con un mensaje significativo para la humanidad en tiempos de la pandemia. A mediados del 2018 en la ciudad de Valencia con un clima cálido, situada en la región central de Venezuela; una noche como cualquier otro día Pablo tuvo un sueño (esto sin tener relación con algún tema específico) donde claramente vio la escena de un evento señalando las imágenes en los siguientes detalles: el sistema solar, el mar, la tierra, humanos desplazándose en un velero, murciélagos, reflejándose en la oscuridad de la noche, serpiente, virus en el aire y un mensaje. En ese instante para Pablo, solo fue un abstracto, una utopía sin sospechar que en algún momento se cristalizaría o trascendería a futuro, no obstante realizó un boceto plasmando lo vivido durante aquel mítico sueño que nada tenía que ver con su vida en común. En el 2019 se había residenciado en Miami Florida por asuntos laborales, el tiempo pasó cuando de manera abrupta, la humanidad fue atrapada en cámara lenta por una dantesca e insospechada catástrofe. Así fue su comienzo: Era diciembre del año 2019 en la ciudad de Hubei provincia de Wuhan China, la vida de las personas parecía fluir con la emoción de los años anteriores en la espera y preparación para el recibimiento del año nuevo lunar, y muchos viajando a diferentes partes del mundo, de pronto todo cambió en aquel lugar; cuando de forma inadvertida se produjeron los primeros casos de una extraña enfermedad causando brotes de una neumonía entre los habitantes (que no cedían al tratamiento utilizado en estos casos), la noticia corría por las redes sociales y los medios televisivos. Nadie prestaba la mayor atención a la emergencia (irónicamente crearon memes con la noticia) que se estaba apoderando cada minuto del mundo, las elites y grandes compañías atareadas organizando sus agendas y cronogramas para el año 2020. No pasó muchos días cuando de pronto la ciudad se convirtió en el epicentro de una epidemia con miles de casos de contagio colapsando los centros de salud. Aun así la gente seguía desplazándose a diferentes lugares del mundo sin tener la menor idea que un virus también viajaba con ellos. En una mañana con un cielo azul y el sol radiante, la luz se colaba por las ventanas de la habitación, Pablo acababa de levantarse para empezar la rutina de un nuevo día del mes de enero del 2020, se sirvió una taza de café mientras leía las noticias en su Tablet, pero algo llamó súbitamente su atención cuando vio una nota titular de la prensa digital “Hombre Norteamericano contagiado de coronavirus a pocos días de haber visitado unos proveedores de la República China” la extraña enfermedad que aún se desconocía la causa de su origen, las redes y los medios de comunicación se comenzó a plagar de dudas e incertidumbre cuando este virus fue vinculado directamente con un mercado mayorista de mariscos en la ciudad de Wuhan (animales exóticos tales como: pangolines, murciélagos, réptiles entre otros, que posiblemente el virus surgió de ahí). Para Pablo fue un giro de 180 grados al evocar aquella visión, una revelación profética que apenas estaba empezando a vivir, y sintiendo el temor a su alrededor, sin vacilar rebuscó en el fichero y halló el boceto que aún conservaba, fue impresionante la analogía de aquel sueño y la aplastante realidad que se avecinaba. Pablo consideró que su misión era difundir el mensaje. Localizó a un amigo suyo artista plástico a quien le confió tal revelación y sin fines de lucro le apoyó en esta noble causa al realizar la obra con un emblemático mensaje. Es evidente que esta enfermedad está castigando a la humanidad sin distinción de razas o estatus social; un virus que ha dado lugar a una de las catástrofes apocalíptica de todos los tiempos causando estragos a nivel social, político y económico creando una barrera de distanciamiento en la sociedad. La convicción en beneficio de la duda, algunos “influencers” niegan la existencia de este letal virus, promoviendo la incredulidad en sus seguidores e ignorando los protocolos de seguridad exponiendo sus vida, la de su familia y el entorno que les rodea. El coronavirus o covid-19, nos revela un lado oscuro de su origen no tenemos la certeza absoluta, sólo hipótesis en la cual se está trabajando arduamente para encontrar la cura de esta enfermedad. Es obvio que la pandemia en medio del confinamiento nos está dando una lección la más importante en la historia de la humanidad, y es hacernos pensar en colectivo y no solo como individuos. “Coronavirus creado por la maldad Salido de la oscuridad Para mermar a la humanidad Sólo se extinguirá con la prudencia Limpieza, mucho sol, aire, agua y sal Con amor a la humanidad. La serpiente con su agresividad En el bastón de Esculapio Fuerza nos dará para vencer”. Autor: Emilia Farías Obra de: Manolo Reza Relato de: Pablo Marcano Basados en hechos reales |